Las construcciones de tapial, sin duda fueron de las cosas que más me impresionaron cuando conocí San Cibrián. El derrumbe de la gran torre que tenía la iglesia fue una verdadera lástima, pues por singular hubiese sido verdaderamente digna de conservación (lástima no tener ninguna fotografía de ella). Los vestigios de estas antiguas construcciones me siguen pareciendo hermosas (las tonalidades que cogen con la luz, las formas modeladas por la lluvia y el viento, la textura…) Y la historia que encierran, ¡cuanto sudor y trabajo! y ¡qué sacrificio!; me contaron que cuando un vecino se construía una casa todo el pueblo colaboraba, así que también son testimonio de colaboración o solidaridad ¿no?. Una belleza en todos los sentidos. Cuando realizan su función, estas “paredonas” de tapial tienen excelentes propiedades aislantes, y cuando se desmoronan por el desuso son absolutamente materia reciclable (ecológica); o lo que es igual, se vuelven a integrar en el paisaje. En el museo Etnográfico de Mansilla de las Mulas hay recogida una didáctica e interesante explicación sobre este tipo de antiguas construcciones autóctonas, características de la zona sur o del páramo leonés. Construcciones de barro, material humilde, pero muy digno.
Es verdad que a veces uno se queda mirando a esos tapiales en ruinas, hay aguantando las inclemencias del tiempo año tras año , hasta que un día te das cuenta que ese tapial se a desplomado, y no es que solo se desplome un tapial si no que también se desmorona algo del patrimonio que tenemos y efectivamente esas paredes han sido levantadas con las manos de nuestros abuelos
Las construcciones de tapial, sin duda fueron de las cosas que más me impresionaron cuando conocí San Cibrián. El derrumbe de la gran torre que tenía la iglesia fue una verdadera lástima, pues por singular hubiese sido verdaderamente digna de conservación (lástima no tener ninguna fotografía de ella). Los vestigios de estas antiguas construcciones me siguen pareciendo hermosas (las tonalidades que cogen con la luz, las formas modeladas por la lluvia y el viento, la textura…) Y la historia que encierran, ¡cuanto sudor y trabajo! y ¡qué sacrificio!; me contaron que cuando un vecino se construía una casa todo el pueblo colaboraba, así que también son testimonio de colaboración o solidaridad ¿no?. Una belleza en todos los sentidos. Cuando realizan su función, estas “paredonas” de tapial tienen excelentes propiedades aislantes, y cuando se desmoronan por el desuso son absolutamente materia reciclable (ecológica); o lo que es igual, se vuelven a integrar en el paisaje.
ResponderEliminarEn el museo Etnográfico de Mansilla de las Mulas hay recogida una didáctica e interesante explicación sobre este tipo de antiguas construcciones autóctonas, características de la zona sur o del páramo leonés. Construcciones de barro, material humilde, pero muy digno.
Es verdad que a veces uno se queda mirando a esos tapiales en ruinas, hay aguantando las inclemencias del tiempo año tras año , hasta que un día te das cuenta que ese tapial se a desplomado, y no es que solo se desplome un tapial si no que también se desmorona algo del patrimonio que tenemos y efectivamente esas paredes han sido levantadas con las manos de nuestros abuelos
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